miércoles, 30 de abril de 2014

Clooney, con crisis de mediana edad

The Descendants (Alexander Payne, 2011)

Me parece que The Descendants es de lo más alternativo que yo puedo ver, lo cuál no es mucho decir porque aunque la historia se centra en una familia desestructurada, (que al final tampoco lo es tanto), la estructura narrativa es muy clásica: inicio, nudo y desenlace; con una sobria puesta en escena. Pero no deja de ser irónico ver al picha brava de George Clooney encarnando a un amantísimo esposo ausente que se replantea su matrimonio mientras su mujer está en coma. Para más Inri, descubre que ésta le está poniendo los cuernos bien puestos.

Clooney no lo hace mal en el papel de maduro entre confundido y despistado. En el fondo es un bonachón y no sabe por qué las cosas se le han ido de las manos. Bueno, sí que lo sabe, porque ha estado currando cuando podría haber disfrutado de una suculenta herencia por esos rollos puritanos de "do it yourself" que evitan moralmente vivir de rentas. Un viaje físico para buscar al amante de su esposa se convierte también en un viaje sentimental que pretende acercarle más a unas hijas que son unas prácticas desconocidas: la mayor está en un internado por abuso de drogas; la pequeña es una abusona en el colegio.

A man looking over his shoulder at the beach behind him, two people standing in the distance by the water.

Eso sí, no os asustéis es todo muy amable y muy civilizado. Hablan mucho y toman muchos cócteles porque están en Hawai donde, avisa Clooney, no están todo el día en la playa tumbados a la bartola como piensa toda la gente de Estados Unidos. Los ricos también lloran en este caso, parece ser la moraleja.

El director es Alexander Payne, que también hizo aquella de Entre Copas, en el que dos amigos se recorren los viñedos de California mientras hablan de la vida. El estilo es muy parecido en ambas. Tienen las mismas virtudes y los mismos defectos pero, en definitiva, se pueden ver y provocan alguna sonrisa.


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