miércoles, 30 de abril de 2014

Yo no voy a llorar por el cierre de siete canales de TDT

La campaña que están haciendo tanto Mediaset como A3Media rajando del Gobierno porque les obliga a cerrar siete canales de TDT empieza a darme ya puto asco. Obviando el fondo de la cuestión (me la pela si las cierran con razón o no) tengo que decir que muchos, entre los que me incluyo, no echaremos de menos demasiado ninguno de estos canales.

Y lo digo incluso con un punto de rabia porque fui de los inocentotes que pensaron que con más canales habría más oferta televisiva a la que le exigía unos mínimos de calidad que no se han cumplido en absoluto. Como ávido consumidor de películas soy de los que me froté las manos cuando supe que iba a haber un canal cinematográfico: laSexta 3. Pero ese canal me ha ido decepcionando día a día, mes a mes, con su apuesta rácana por la repetición continua de películas, su exceso de basura fílmica de ínfima calidad y el olvido sistemático del cine español. La Sexta3 se estaba convirtiendo en un canal anticine.

También me ilusioné con la posibilidad de ver documentales. Me daba igual sobre qué: el Universo, las gacelas del Serengueti, la vida en el antiguo Imperio Romano... Una buena oportunidad para entretenerte un rato mientras aprendes cosas. En su lugar, nos han machacado con paletos de los pantanos que cazan cocodrilos, otros paletos que se recorren los trasteros del mundo y los compran a ciegas; más paletos que empeñan sus pertenencias a usureros y un largo etcétera de "realities". Así que cada vez que hablan de canal documental, me sangran los oídos.

Qué decir de una cadena musical que no pone música o esos recipientes que ya ni disponen de personalidad propia y que parecen ser temáticos de una sola serie, cuyos episodios se redifunden una y otra vez durante horas y horas. Sabes que en cualquier momento del día cuando en tu enésimo zapping pases por ese canal, esos personajes estarán allí diciéndote: "Déjanos saliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir".

Más cantidad de algo no es mejor en sí mismo si no va acompañado en este caso de una calidad que ha brillado por su ausencia. Para mí, quedan aún muchos canales por cerrar.

Clooney, con crisis de mediana edad

The Descendants (Alexander Payne, 2011)

Me parece que The Descendants es de lo más alternativo que yo puedo ver, lo cuál no es mucho decir porque aunque la historia se centra en una familia desestructurada, (que al final tampoco lo es tanto), la estructura narrativa es muy clásica: inicio, nudo y desenlace; con una sobria puesta en escena. Pero no deja de ser irónico ver al picha brava de George Clooney encarnando a un amantísimo esposo ausente que se replantea su matrimonio mientras su mujer está en coma. Para más Inri, descubre que ésta le está poniendo los cuernos bien puestos.

Clooney no lo hace mal en el papel de maduro entre confundido y despistado. En el fondo es un bonachón y no sabe por qué las cosas se le han ido de las manos. Bueno, sí que lo sabe, porque ha estado currando cuando podría haber disfrutado de una suculenta herencia por esos rollos puritanos de "do it yourself" que evitan moralmente vivir de rentas. Un viaje físico para buscar al amante de su esposa se convierte también en un viaje sentimental que pretende acercarle más a unas hijas que son unas prácticas desconocidas: la mayor está en un internado por abuso de drogas; la pequeña es una abusona en el colegio.

A man looking over his shoulder at the beach behind him, two people standing in the distance by the water.

Eso sí, no os asustéis es todo muy amable y muy civilizado. Hablan mucho y toman muchos cócteles porque están en Hawai donde, avisa Clooney, no están todo el día en la playa tumbados a la bartola como piensa toda la gente de Estados Unidos. Los ricos también lloran en este caso, parece ser la moraleja.

El director es Alexander Payne, que también hizo aquella de Entre Copas, en el que dos amigos se recorren los viñedos de California mientras hablan de la vida. El estilo es muy parecido en ambas. Tienen las mismas virtudes y los mismos defectos pero, en definitiva, se pueden ver y provocan alguna sonrisa.


lunes, 28 de abril de 2014

Minicríticas

Mi ritmo de ver películas supera con creces mis ganas de hacer críticas largas así que me voy a despachar en formato corto las últimas que he visto.

The Red Hornet (Michel Gondry, 2011)


¿Qué hace el guayotas del Gondry (Olvídate de Mi, Rebobine por favor...) dirigiendo una de superhéroes? Pues, en mi opinión, hacer una película que no gusta a los fans de este género ni tampoco a los fans de Gondry. No se ve apenas nada del estilo onírico del director francés en esta película que pretende ser una parodia de superhéroes pero que se queda en un tostonazo. Para los que odian al cómico Seth Rogen (a mi no me cae mal) ya será el colmo de las desgracias porque es el protagonista.

Dr Gus y Mr.Van Sant

The Promise Land (Gus Van Sant, 2012) parece un encargo alimenticio para el director que fue el adalid del cine alternativo a primeros de los 90. Es una película a lo Erin Brokovich, de Soderbergh, no en el sentido de caso real sino como típica película-denuncia a lo Hollywood (con dineros y actores buenos, me refiero) El representante de una gran compañía de gas natural (Matt Dammon) llega a un pequeño pueblo prometiendo prosperidad y dinero a espuertas. Ahí sufre una crisis moral. No está mal cómo se tratan los distintos puntos de vista, tanto de los currantes de la compañía de gas como de los vecinos del pueblo (a unos se les hacen los ojos chiribitas con la pasta y otros no se fían miaja) Está entretenida pero, sobre todo, la salvan actorazos como Frances McDormand y un veteranísimo Hal Hoolbrok. De paso, raja un poco del fracking (sacar gas a base de cascar agua a presión bajo tierra, contaminando los acuíferos) y las artimañas de las multinacionales.

Paranoid Park (Gus Van Sant, 2007)

Ésta es de las que hace Van Sant cuando se pone indie. Actores desconocidos (yo diría que no profesionales), jóvenes de mirada perdida y hormonas revueltas como protagonistas (algo muy habitual en Van Sant), bastante cámara subjetiva, saltando un poco (tampoco nos pasemos de radicales) el orden cronológico de la historia... No está mal pero tampoco es nada del otro mundo. Skaters y la extraña muerte de un vigilante del tren.





The Secret Life of Walter Mitty (Ben Stiller, 2013)

Por una vez, Ben Stiller aparca las muecas y las comedias para subnormales (lo cuál es un alivio) y trata de que le tomen en serio. Le sale, pero a medias. Tampoco es culpa suya el daño que hacen las promociones cinematográficas y que la vendieron como el nuevo "Forrest Gump" (película descaradamente sobrevalorada, por cierto) Flaco favor le hace la comparación porque al que le gustó la de Zemeckis verá que está no tiene nada que ver y al que no le gustó, la mirará con reparo. Stiller es un oficinista gris. Era un zagal dinámico, creativo y prometedor pero trágicas circunstancias truncaron lo que pudo haber sido. Un acontecimiento fortuito hace que tome las riendas de su vida. Salí así una película de cierto "realismo mágico" (con todo el respeto) porque es bastante inverosímil que alguien cambie radicalmente su vida con un chasquido de dedos. A su favor, que Stiller está contenido por una vez; una fotografía muy chula y un secundario, Adam Scott, que lo clava en su papel de hijolagranputa. Sean Penn pasaba por allí.

Retreat (Carl Tibetts, 2011)

Una pareja encarnada por Cillian Murphy y Thandie Newton intentan recomponer su matrimonio es una pequeña isla inglesa en la que solo está la cabaña en la que ellos se alojan. Un día llega un extraño con ropaje militar (Jamie Bell) quien les dice que una virus se ha desatado y que hay que convertir el "cottage" en un búnker. La película es intensa, entretenida y nos mantiene durante gran parte del metraje con la duda de si el forastero dice la verdad o está alucinando pepinillos. La recomiendo si os mola pasar un rato de suspense.




This is the End (Seth Rogen y Evan Goldberg, 2013)

File:This-is-the-End-Film-Poster.jpg
Un ejemplo muy claro de mi masoquismo fílmico. La prueba de por qué me considero cinéfago y no un cinéfilo es que me trago putas mierdas como ésta antes que bajarme una película cultureta. Sabía que esta película iba a ser basura y como me suele pasar cuando tengo ese feeling, acerté. Ya he dicho antes que el comediante Seth Rogen me cae bien (será porque no es el típico guaperas, está fondón y va de graciosete ¿a qué me sonará eso?) pero se ha convertido en uno de los niños mimados de Hollywood y la industria le da millones para que haga realidad cualquier mongolada que se le ocurra. Y este engendro es el vivo ejemplo. Un grupo de actores que están tomando el relevo generacional en la Meca del Cine se autoparodian (utilizando sus propios nombres) para dar vida a una megaparty que se va a cascala por...¡¡¡el Fin del Mundo!!! Cágate, lorito. La verdad es que es bastante aburrida y carente de imaginación. Más bien parece una apuesta entre esos mismos actores en una fiesta en el mundo real. ¿Qué os apostáis a que si propongo esta estupidez a los estudios me la van a dejar filmar? debió de pensar Rogen. Y dicho y hecho.

jueves, 3 de abril de 2014

Esta Casa (Blanca) es una ruina

Olympus has fallen (Antoine Fuqua, 2013) vs White House Down (Roland Emmerich, 2013)

Siempre me ha hecho gracia esto de que salgan a la vez dos películas clavadas. Supongo que serán rollos de puteos entre estudios de cine. Flaco favor para el espectador porque excepto en el honroso caso de Las Amistades Peligrosas (Stephen Frears) y Valmont (Milos Forman), directamente se podrían ahorrar el hacer no solo dos películas sino ni siquiera una. Para muestra, un botón: Armaggedon/Deep Impact.

Pues lo mismo pasa en esta ocasión. A dos lumbreras sobrados de creatividad se les ha ocurrido hacer en el mismo año dos películas sobre asaltos a la Casa Blanca. Y las dos son basura, aunque si White House Down es una mierda, hay que decir que Olympus has fallen es una PUTA mierda.

Y la lógica dicta que no debería ser así, a priori. Olympus... está dirigida por Antoine Fuqua, que no es Scorsese precisamente, pero desde que dirigió Trainning Day parece que se le había sacado del apartado "artesanos de la acción al servicio del actor repartehostias de turno". Esta película demuestra que lo deben devolver urgentemente a ese cajón. También tenemos a dos actores solventes que han sabido demostrar su versatilidad...en otros trabajos: Gerard Butler y Aaron Eckhart. Poco pueden hacer con los papeles de cartón-piedra que les han tocado.


File:Olympus Has Fallen poster.jpg

Dejando a un lado la curiosidad de que el papel principal de héroe americano que se carga el solito a todos los malos que ni el Ejército ni la policía pueden cargarse, lo interpreta un actor escocés (será que no hay actores yanquis), la película es infumable, lenta y aburrida. Los malos malísimos son unos terroristas norcoreanos que, con dos cojones, logran ocupar la Casa Blanca y retener a toda la Cúpula del Gobierno de los Estados Unidos: presi, vicepresi, Secretaria de Estado, Jefe del Ejército y hasta un bedel que pasaba por ahí... Vamos, un pleno al quince. A pesar de la improbabilidad de que algo tan brutalmente inverosímil suceda, no hay ni pizca de sentido del humor en este film, que se toma patéticamente en serio. Añadimos los efectos especiales de Play Station 1 y ya tenemos la puta mierda servida.

Claro, con estos mimbres, no me extraña que me caiga simpática White House Down, de Roland Emmerich, que me parece una mierda, a secas. El director alemán es como ir a un McDonald's: te puede gustar o no, pero ya sabes lo que te espera. No te engaña. Sabes que toca un mainstream recaudador de perras de encefalograma plano: cámara mareante, música estridente, cámaras lentas, chistes malos, niños repelentes... Pero, precisamente por eso, sale ganando en este particular duelo

Emmerich no se toma en serio y no se nos toma en serio. Yo creo que se lo pasa de puta madre haciendo la misma película una y otra vez, vaya de Cataclismos, invasiones alienígenas o los pobladores de la tierra de hace 10.000 años. Y eso se nota. Nos da una palmadita en el hombro y con mirada cómplice nos dice: hey, que estamos pasando el rato, ¡¡coge otro puñado de palomitas!! Es un tipo entusiasta que ya en Alemania hacía película pseudo-yanquis. Transmite buen rollo porque cada película confirma que él ha cumplido su sueño. Está en Hollywood, coño.

Se permite algunas licencias que hacen que la película sea menos indigesta y que solo su condición de extranjero justifican. Me pone a Jamie Foxx de presidente negro (guiño a Obama, supongo) y lo convierte en un tipo llano y simpático. Al presi de la otra película (rubio de mandíbula cuadrada) le había pasado una desgracia 18 meses antes del ataque. Aún no se ha recuperado y va y que le invaden la casa unos ocupas con mala hostia. Así que está todo el rato entre circunspecto, estupefacto y reconcentrado (toma despliegue, he estado mirando el Diccionario RAE). Así que llega un momento en que hasta nos apetece que le peguen un tiro.

File:White House Down poster with billing block.jpg

El héroe en este caso es Channing Tatum (nombre muy USA por cierto, a lo Chip o Skip), un tipo agorilao mil veces peor actor que Butler, pero que está de moda ahora. Como suele pasar en este tipo de productos, el talento del protagonista es mil veces inversamente proporcional al del actor que encarna al malo. Y ¿quién tenemos de cabroncete? (tachaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan) a ¡¡¡James Woods!!!, el puto amo. Eso sí, también es, junto a De Niro, uno de los actores que más se imitan a sí mismos. Tanto que parece que solo tienen un personaje en registro con las mismas muecas y gestos. Y está al mando de... un grupo paramilitar de blancos estadounidenses cabreados porque creen que su presidente es un blando. ¡¡¡Ahí tus cojones, Emmerich!!! A eso no se atreve cualquiera. Vamos, mil veces más creíble que lo de los norcoreanos.

Así que, con estos mimbres, resulta que Emmerich ha hecho la película que supuestamente debería haber hecho Fuqua y viceversa. Cágate.

Aún así, con perder yo el tiempo creo que ha sido suficiente. Os recomiendo que no os destrocéis las neuronas con estos engendros que no sirven ni para pasar el rato. Yo es que soy así de masoca.