martes, 12 de enero de 2016

Traficante de drogas pero persona antes que nada

Mr. Nice (Bernard Rose, 2010)

No soy un moralinas, pero me tocan bastante los cojones esas películas hagiográficas que ensalzan a criminales como, en este caso, traficantes de droga. En este caso, se basa en un libro escrito por el propio camello, Howard Marks, así que tampoco era cuestión de hacer mucha autocrítica, ¿no? A pesar de condenar a su mujer y sus hijos a pasarlas moradas con sus juicios e idas y venidas a la cárcel; las redadas policiales y demás. Pero, bueno, oye, es que en el fondo era un buen tipo, un canalla simpático, un padre y esposo amantísimo que solo quería "alimentar a su familia".

Y ese es el tono de la película. Introducía toneladas de hachís desde Paquistán a Europa y Estados Unidos pero era un tipo enrollado que se pasa la película con pinta de fumeta de los que no ha roto nunca un plato. Y mientras tanto, los policías, o son tontos o malvados.


Por cierto, ¿puede ser aburrida una película que va sobre un traficante de drogas, a veces espía, con sus buenas dosis de sexo, el IRA, los servicios secretos británicos, vacaciones en España y no sé cuantas historias más? Este es un ejemplo de que sí. Porque se cuentan todas experiencias con la misma pasión del que explica que primero fue a la frutería y luego a la panadería, pasando por el estanco antes de ir al Ayuntamiento a pagar la matriculación del coche.

El actor galés Rhys Ifans se dedica a entornar los ojos en plan fumeta y a pasear su desgarbada figura durante todo el metraje del film sin saber si está haciendo una de sus comedias o a esto había que darle otro tono. 2 horas bastante aburridas.

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