sábado, 23 de noviembre de 2013

Apocalipsis casero (Los Últimos Días, Álex y David Pastor, 2012)

No puedo evitarlo. La perspectiva de una película apocalíptica me la pone dura. La putada es que, en general, suelen ser tan malas (y no por baratas, que a veces también, sino por mal resueltas) que al final me producen un destrempe total. Pero la premisa argumental de "salvese quién pueda", de que la vida como uno la ha conocido se acaba un día de golpe, no deja de ser una especie de catarsis. A algunos les permite encontrar un sentido a su vida; sentido que no tenía en su existencia "normal" previa, mientras luchan por la supervivencia.

Quizá es eso lo que me mola. En mi subconsciente me veo como el héroe cuando, por mi perfil, sería más bien al que muerde el zombi en el segundo 30 de película o el que la palma del virus pandémico a las primeras de cambio. Pero de ilusión también se vive. Aparte, está mi teoría de que para que este planeta vaya bien tiene que pegar un petardo del copón que barra a los humanos (a la mayoría de ellos, al menos) de la faz de la tierra.



He visto la película española "Los Últimos Días", de los hermanos Álex y David Pastor. Y me ha sorprendido agradablemente. No inventa nada. Pero es que el inventar y el ser original está sobrevalorado. Yo lo que espero de una película es que sea buena; no solo que se deje ver sino que sea interesante, que te mantenga atento. Si empiezo a mirar el móvil para jugar al Apalabrados, mala señal.

Ya me había gustado bastante su anterior película "Infectados" (Carriers), Made in Hollywood con jóvenes actores yanquis (alguna cara adolescentil conocida) Una de virus que se carga a la peña a pasos agigantados. Huyendo totalmente de efectismos, tripas y sustos fáciles había un intento de aproximación moral y psicológica a eso de ¿miramos por nosotros mismos y que le den por culo a los demás?¿Hasta que punto nos fiamos del resto de gente que nos cruzamos por el camino?¿Vale la pena seguir viviendo en un mundo de espiazado? En fin, se dejaba ver con esa sensación agradable de que no se te han reído en la puta cara.

Eso sí, ya sé que no tiene nada que ver con la película pero que a un film apocalíptico sobre un virus, le siga otro fin apocalíptico sobre una enfermedad es, cuando menos, fijación de estos directores. A ver de qué va la tercera. Igual es que están haciendo una trilogía.

La premisa de la película es interesante, al mundo mundial le da un ataque de agorafobia y no se pueden moverse de donde porque han generado pánico a los espacios abiertos. Solo se mueven por túneles y estaciones de metros, cloacas, interior de edificios... Bueno, es un pelín más original que lo de los virus, los zombís y por ahí. Desde ahí, vemos la lucha del protagonista para encontrar a su novia. Su viaje se convertirá una odisea. Lo dicho, nada nuevo bajo el sol. Pero la película es entretenida (no bostecé ni una vez)


¿Ventajas? Unos actores españoles buenos y que lo hacen bien. Normalmente, en Hollywood, estas películas les tocan a adolescentes que quieren pegar el salto y actores secundarios. En bastantes ocasiones, la capacidad interpretativa es justica. Como la industria española es infinitamente más limitada, el resultado es que esta película cuenta con buenos actores que podrían estar en cualquier otro tipo de película (de hecho, lo han estado) Ahí tenemos a Quim Gutiérrez, que lo hace de puta madre; José Coronado, que no es santo de mi devoción pero que tiene un puñado de papeles que para mi ya lo reivindican (Caja 507, No habrá paz para los malvados...) y la siempre maravillosa Marta Etura. Claro, buenos actores, buenas interpretaciones. Y eso ayuda, y mucho, al film.

Por una vez, la ciudad apocalíptica no es Nueva York, Los Ángeles o Philadelphia. Es Barcelona. Una Barcelona reconocible, con nombres propios de lugares. Los directores no la esconden, como pasa en otras producciones que aspiran a ser internacionales y en las que tienen la sensación de que una ciudad española no es suficientemente cool. Y una anécdota, se oye hablar en catalán en momentos del cine, integrado perfectamente en los diálogos que generalmente son en castellano. Una normalidad en la convivencia lingüística de la que más de uno debería aprender.

Como pequeña crítica; en algún momento de la película creo que la gente se ha "asilvestrado" demasiado para hacer solo tres meses que se produce la catástrofe. Hay casos en los que creo que el proceso de degradación se les va de las manos. Aunque he de decir que son casos puntuales y que, en general, el proceso de degradación es verosímil.

Películas como ésta son necesarias. No todo va a ser Guerra Civil, putas y travestis. Comercialidad con calidad es una buena receta a mi entender. Y por eso agradezco a los hermanos Pastor; pero también a Álex de la Iglesia, Jaume Balagueró, José Antonio Bayona y tantos otros que le hayan echado pelotas y se hayan atrevido con este tipo de películas de "género", que no tienen nada que envidiar a ninguna producción extranjera.

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